Yente transmite el costado misterioso de Los Libros, y lo hace agregándole una nueva dimensión poética, recreándolo en un vocabulario imprevisible, actual y antiguo a la vez, como un puente tendido no entre dos momentos, sino sobre una misma permanencia. Es evidente que la pintora argentina (que ha ido poco a poco volviendo a la figuración, que abandonara decididamente en 1937) ha agregado a su obra, con la exposición de Van Riel, un tempo de extrañas resonancias que ya había anticipado en su muestra anterior.