Eugenia Crenovich que prefirió ser Yente para el mundo de las artes plásticas constituye uno de los casos de mayor interés dentro del proceso creativo de nuestro arte americano.
Si su esposo Juan Del Prete es primero cronológicamente entre los artistas abstractos del continente, sin duda también lo es Yente entre los artistas mujeres. [...]
[...] Lo que interesa fundamentalmente de Yente es precisamente [...] aquello que marca su rica e intransferible personalidad; aquello que la coloca entre los más grandes artistas abstractos de nuestro hemisferio, y por ende de nuestro tiempo.
La disciplina adquirida en el hábito de pensar con la precisión que exige la filosofía, otorgó a Yente esa austeridad constructiva que marca sus trabajos, aún aquellos en los que incorpora los hallazgos del informalismo.
Si Del Prete es el intuitivo genial, Yente llega a paralelas alturas a través de un pensamiento que mantiene el orden sin detractar de la pasión. [...]
Más allá de sus ancestros orientales, Yente ha logrado comunicarse como pocos abstractos de la época con las raíces americanas de su diálogo.