Frecuentaban y exponían a veces el lugar un grupo de artistas jóvenes, algunos eran discípulos de Luis F. Noé quien en 1974 había retomado la pintura después de nueve años y resultaba para ellos un referente. Entre aquellos que participaron en varias exposiciones colectivas en aquel sitio estaba Roberto Elía. Es decir, en esos años se encontraba ya inserto en un lugar de características históricas.
Más tarde, cuando fue invitado a realizar una exposición prácticamente individual, aunque en compañía de Jorge Pietra, en Fundación San Telmo, la mayoría de las piezas allí mostradas eran de los primeros años ’70. Perros, 1970, El placer del texto, 1971, por ejemplo, que hoy constituyen hitos dentro de su desarrollo, en compañía de otras de similar importancia. En el mismo lugar en 1985 realizó su primera retrospectiva. Así se suele denominar el tipo de exposición que subraya todo un recorrido artístico, que evidentemente en Elía indicaba que se extendía unos cuantos años atrás, y no deja de resultar significativo.
Desde el punto de vista del coleccionismo, fue Jorge Helft, el director de la desaparecida Fundación San Telmo, quien le compraría varias de aquellas obras tempranas.
En otro sentido de pertenencia al clima de los años ’70 nos centramos en un trabajo de la segunda mitad de la década: Diámetro portátil de una explosión Elía relata que se trató de una obra que él interpretó como la