explosión misma. “... imaginate, en pleno ’78 ó ’79, yo sentía que llevaba una explosión por la calle!”
. Él realizaba sus obras en el contexto de la dictadura como oleadas que no evitaban la realidad sino que trataban de superarla a través de un impulso poético, pero el entorno estaba presente. Algo similar refirió con respecto a las reminiscencias de la silueta realizada con el broche que para algunos se constituye en símbolo de los desaparecidos.
Conceptualismo y objetualidad. Entre poéticas y exégesis
A menudo a Roberto Elía se lo ha clasificado como artista conceptual. Esto es, dentro de la tendencia que se originó en la Argentina a mediados de los años ’60. Sin embargo, ha sido notorio cierto cuidado en críticos y teóricos al aplicar esta categoría a su obra. Circunscribirla a una denominación demasiado universal puede dar lugar a generalizaciones que se opongan a las sutilezas de la naturaleza propia de las realizaciones de Elía.
“Mitologías individuales” fue una de las primeras clasificaciones otorgadas por Jorge López Anaya a su obra. El mismo autor lo ubicó dentro de la tendencia general de Arte de Concepto y más específicamente en la rama Percepción-Concepto en su Historia del Arte Argentino de 1997. En 1997 Marcelo Pacheco lo arraigó como “discípulo de un conceptualismo que se impone en la Argentina desde mediados de los sesenta.”
Sin embargo, en 1996 Eleonora Traficante había realizado un lúcido ajuste de términos: