“Esa peculiar sensibilidad trasciende toda conceptualización, para facilitar la permanencia en una intuición contemplativa.
El trampolín que aparece como portador de elementos para la construcción de la poética de Roberto Elía está más bien del lado de su extremada sensibilidad e intuición que desde una rigurosa racionalidad forjadora de conceptos fuertes.
“Fuerza asociativa inhabitual”,
máxima surrealista por excelencia practicada como hábito permanente por Elía, es otro de sus rasgos fundantes.
Frente al panorama histórico internacional, como se ha afirmado, Elía se siente dentro de la línea de tradición de Duchamp y Beuys.
En el horizonte del arte argentino se podría trazar una línea de pertenencia conceptual-neoconceptual que pasaría a través de Víctor Grippo, Edgardo Vigo, Horacio Zabala, el mismo Elía y Jorge Macchi, protagonistas en aquella instalación. Todos implican una abarcadora de diversas generaciones. De todos modos en el conceptualismo en general se ha considerado que dentro del binomio idea/materia se le otorgaba mayor jerarquía a la primera. En el caso de Elía hay una pequeña subversión de los términos en el sentido en que la materia y sus transformaciones resultan primordiales. Es claro que no se trata de la materialidad de las tradicionales pintura y escultura. Su operatoria se ha relacionado siempre con incursiones en calidades materiales dentro de un espectro amplio,