variado y peculiar. En esa matriz y con la intervención de su asociación extraordinaria se ha ido generando la multiplicidad de sus conceptos. Su materialidad que definiríamos como leve se acerca más a situaciones físicas transitorias o formula tipos de hipótesis propias de los elementos mismos. El juego de la palanca, el fuego, la energía, la luz, la sombra, las metamorfosis del broche, entre otros. Recordamos a Mesa, territorio del río, 1991-93, expuesta en ese último año en la galería Ruth Benzacar en la cual el peso, la gravedad y el juego de fuerzas en equilibrio eran transformación de orden físico. La posibilidad, la viabilización, la inminencia, parecen grados de una mutación en ciernes.
La idea de proceso es una presencia tácita constante. En 1995 Jorge Glusberg escribía: “Elía es conceptualista, o quizás, un nominalista, pues da a entender su creencia de que las entidades abstractas no son sino nombres de las únicas entidades existentes, las concretas (sus obras en este caso). Más que hacer objetos resignifica elementos."
A partir de objetos cotidianos, a menudo funcionales, en muchos casos banales, Elía genera una combinatoria y de allí una entidad totalmente nueva y auroral de largo alcance. A éstos, en general se los ha clasificado como “objetos”. En 1989 en Más allá del objeto, exposición organizada por Silvia Ambrosini, le cupo un lugar a Elía dentro de la tipificación ‘Objeto ambiguo’, como caracterización de su obra. Horacio Zabala en la