R.E. - Otra vez es lo que hablábamos del campo ampliado. […] las manos o los brazos abiertos rodeando la pelota en el isotipo del Mundial del ’78; de repente siento que me hacen acordar a algo y voy a Arnheim
y ahí por la página treinta hay un símbolo de dos manos simétricas, como en el acto de contener algo, y Arnheim dice que son las manos que contienen una explosión interna. La explosión interna en el lugar donde en el isotipo va la pelota... Y esto también te enseña cómo, al revés, se puede operar sobre el campo de significación ideológico-política sin caer en las imágenes baratas de los chicos muertos de hambre. También para el trabajo sobre ese ámbito hay un curso que es posible, visible, real, pero trabajando de otra manera.
E.S. - Como en tu pieza donde operas sobre la palabra SOLIDARIDAD...[…]
E.S. - Ahora hablemos un poco de la elección del broche como elemento tan reiterado y productivo a la vez...
R.E. - Resulta que cuando entro a la Belgrano no tenía lugar propio de trabajo, y descubrí los bares para trabajar; esos bares de mala muerte, donde no iba nadie. Entonces me iba a trabajar a los bares con los libros, con papeles para anotar cosas, y eso... Pero las mesas de los bares son inestables, entonces me llevaba medio broche, que es como una cuña, ¿viste?, para usarlo precisamente como cuña para ponerla debajo de una de las patas y estabilizar la mesa.