enfermedades. Trabajé con enfermos renales terminales y en 1983 se murió un técnico hemoterapeuta del laboratorio, nadie sabía de qué. Era el sida. Todos nos tuvimos que hacer análisis y ahí me di cuenta de que tenía un tipo de hepatitis que no se manifiesta y que me había contagiado por una transfusión de sangre que recibí en el parto de uno de mis hijos. Fue una hepatitis, pero pudo ser otra cosa”.
Al elegir objetos como almohadones, camisones y sábanas no se puede eludir la conexión con la cama, con el sueño y con el amor, pero también con la muerte; señala la artista: “Cuando pongo las mosquitas negras en los almohadones blancos e inmaculados estoy recordando algo de pudrición y de muerte, es corno llevar la muerte encima, los almohadones se usan en la cama, sobre ellos se apoya la cabeza, cuando se hace el amor y cuando se muere”.