Gai recupera las antiguas técnicas de crochet y macramé, que le fueron transmitidas por su madre y abuela, y las aplica en la generación de objetos que luego endurece con azúcar. Formada en ciencias biológicas, en series anteriores Gai ha tejido piezas que evocaban diversos órganos del cuerpo humano. En su muestra Black dream –inaugurada en 1998 en la Fundación Klemm–, los tejidos sometidos a tratamientos con carbón acentuaban aun más una cualidad lúgubre, que en las piezas recientes expuestas en Diana Lowenstein parece haber quedado atrás. Las tramas volumétricas y fotografías de su actual presentación han incorporado el color como elemento central, estratégicamente utilizado en la creación de figuras con reminiscencias de zoología acuática.
Una medusa colgante y una gigantesca estrella de Mar, las únicas obras con título explícito, instalan el concepto que guía la serie y funcionan corno referentes para la apreciación de otras formas menos identificables, como los “cnidarios” registrados mediante fotografías. Los huecos dejados al encadenar los hilos y filamentos otorgan a las piezas una levedad asombrosa, levedad paradigmática y poética que identifica a las artistas de la post-escultura.