Con sus construcciones minimalistas, cuya difusión en Argentina se produce en 1967, Norberto Gómez expande sus reflexiones geométricas anteriores, cuando contrapone cuerpos tridimensionales al plano. Las superficies negras y brillantes, dilatan aún más el espacio ya ganado en esta serie, reflejando cilindros, prismas y cubos blancos que, en progresiones graduales, se despliegan, contraen y evolucionan en figuras consustanciales. Aparece así el tema de la transformación.