De algunas obras en yeso, Gómez realiza versiones en bronce. Acertijo es un ejemplo en el que se verifican claras diferencias con la pieza que le diera origen. Hay rasgos que parecen haberse acentuado, además de cierta profusión inventiva en accesorios, objetos y aderezos. En los bronces en general, los elementos arquitectónicos y los ornatos, que en los yesos acompañaban a las figuras, pasan a integrarse con ellas. Es el caso de Sin ir más lejos, donde una suerte de antihéroe emerge de un pedestal en el acto de señalarse a sí mismo, poniendo en duda con este gesto, su aptitud de monumentalizable.