En pocos meses, esos jóvenes artistas intercambiaron conocimientos. Discutieron mucho y realizaron experiencias colectivas. En una vieja casona del barrio de Belgrano, en la que Barilari tenía instalado su taller –que compartía con López y Wells–, se produjeron los primeros encuentros con Greco y Pucciarelli. Poco después, invitado por los dos últimos, se sumó Kemble.
La exposición fue recibida con desconfianza por el público y por la crítica. Se dudaba de la seriedad de esas propuestas. No tuvo mejor fortuna la segunda y última muestra del grupo, organizada por el Museo de Arte Moderno, que se presentó, en noviembre del mismo año, en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori. En esta oportunidad, se sumó al colectivo el fotógrafo , presentado por Greco. Rafael Squirru prologó el catálogo con un texto en el cual cita el zen, el budismo, a Kant, a Ko-ji-sei y al escritor argentino Federico González Frías.
En la Galería Pizarro, desde entonces principal difusora de las expresiones informalistas, se inauguró, el 7 de julio, otra exposición con obras de Greco y Pucciarelli, en esta ocasión acompañados por y .