El dibujo es, para Malharro, un método intuitivo, natural, a través del cual se expresa la imaginación. Es aquí donde, considerando el nivel psico-fisiológico de su desarrollo, reside “el yo estético del niño”. Así, vinculando su posición con la teoría de la Einfülung, declara:
“Llenar la escuela de reproducciones de bellas obras de arte para que el niño se impresione, no puede ser un medio más artificial y discutible, por más que digan en contrario los estetas de ocasión y los libros de estética teórica. La obra de arte encierra problemas de distintas índoles que requieren una iniciación previa y una serie de evoluciones sucesivas del espíritu, que están en relación directa con toda una serie de fenómenos psíquicos, diferentes en cada espectador.”
“Primero la experiencia, después la teoría. […] La estética se encuentra en la verdad y en la ficción, en la utilidad y el desinterés; en el pensamiento y en el sentimiento; en los deseos y en las creencias; en el pesimismo y en el optimismo; en todas las manifestaciones del Universo. […] Todos esos elementos son los que el maestro tiene a su alcance para despertar la sensibilidad del niño en pos de la educación estética.”
Y prosigue:
“Llamar la atención del niño sobre tal ó cual aspecto de la naturaleza que pasaba para él desapercibido, es una grande y positiva lección de estética; hacerle observar la armonía de un detalle ornamental en una flor diminuta que, modesta, se perdía en la inmensidad de la pradera, es una gran lección de estética […] Y enseñar, por fin, á servirse de sus ojos para ver bien cuanto le rodea, distinguiendo lo que contribuye á la expresión de un sentimiento que se desprende vago ó acusado, es una superior lección de estética y para la cual no se necesitan cuadros y marcos ni bambollas, pero sí maestros con cabeza y alma, que trabajen contentos, en la seguridad de que al esfuerzo sucede el estímulo como á la práctica debe recién suceder la teoría.”
“De ahí pensáramos bifurcar el programa de dibujo á partir del IV grado, intensificando ciertos puntos de acuerdo con las actividades propias y generales del hombre y de la mujer, dando, en este último caso, preferencias, dentro de los horarios comunes, a aquellas trayectorias que se particularizan con cultivo del adorno, de la utilización de la fauna y la flora con fines decorativos y estéticos, como una acentuación educativa que trascienda mañana en el arreglo del futuro hogar y en las manifestaciones de las actividades propias de la futura mujer.”
En su capítulo “Metodología”, Malharro hace un recorrido comparativo por diferentes propuestas pedagógicas, para arribar a aquellas que sientan bases que coinciden con sus ideales. Enumera así a Pestalozzi, Ramsauer y Froebel, para destacar a Pedro Schmid, un artista berlinés, que en 1825 introdujera el trabajo del natural abandonando la copia de modelos dibujados. Luego continúa con Jacotot, Hillard, el método Ravaisson y el de Guillaume. Más adelante agrega:
“En esta sucesión larga de evoluciones, de mariposeos de diletantes, artificios de pedagogos y pedagogías de artistas, se perdió para siempre de vista el factor principal: El niño.”
“El error principal de estos métodos consistía, pues, en las especulaciones abstractas que encerraban en dosis mayores ó menores, ya se inclinaran hacia el sentimentalismo ó bien hacia el intelectualismo; importaban, en uno y otro caso, un absolutismo que, desconociendo las particularidades del niño, le negaba sus privilegios, sus derechos a manifestarse en el orden lógico que su naturaleza le imponía individualmente y la ley de la evolución colectivamente. Se empezaba por desconocer a la infancia, de entrada a la escuela, sus maravillosos medios de expresión, su lenguaje símbolo de ideas, de ideas intuitivas que inscribe con signos sintéticos de visionario […] manifestaciones potentes e integrales de una vida que en todos los momentos la vive en un mundo de magia, del que los adultos estamos para siempre excluidos.”
En el apartado II del libro, se detalla el Programa de dibujo intuitivo: copia directa del natural de I a VI grado. Teniendo en cuenta los distintos desarrollos psico-cognitivos del niño, se proponen diferentes ejercicios:
En el primer grado:
“Iniciación en los principios que rigen á la interpretación del modelo, en su total armónico de forma, color y relieve. Copia de formas naturales simples, frutas ú hortalizas, que no respondan en absoluto á un principio de simetría y que presenten el menor número posible de detalles. Estudio del modelo en su color natural, encarando, empero, el estudio de sombras con lápiz negro. Dibujo libre.”
“Como se ve, están por completo excluidas las formas manufacturadas, siendo, por el contrario las formas naturales simples y sin detalle las que usamos como modelos. Cada tres lecciones de copia del natural interviene una de ornamentación, mediante decoración por el punto, ejercicio que se desarrolla gradualmente, ejercicio que tiene por objeto inculcar el hábito de calcular distancias y tamaños, de repetir o alternar formas iguales o diferentes, guardando simetrías o asimetrías. La copia del natural, el dibujo libre y la decoración son las tres fases de este método. Se desarrollan conjuntamente, significando una educación integral de facultades.”