Hacia 1902 se edita en París El faro, de Alberto del Solar, con dibujos de Malharro y Kowalski. La historia transcurre en el sur de Argentina, y los dibujos muestran tanto a los personajes envueltos en diferentes situaciones como paisajes con acantilados, grandes masas de hielo, lobos marinos y aves en escarpados riscos y, por sobre todo, el faro del fin del mundo (Faro de San Juan de Salvamento en la Isla de los Estados). En algunos casos trata a los protagonistas abundando en detalles fisonómicos y en otros apenas si los evoca, incorporándolos a panoramas fantasmagóricos. Seguramente las experiencias de Malharro en Tierra del Fuego gravitaron en el diseño de estos trabajos.
De Estanislao Zeballos ilustra Relmu. Reina de los pinares, en su segunda edición realizada en Buenos Aires por Jacobo Peuser en 1893. Aquí la historia cuenta la huida de una pareja de enamorados, que es perseguida a través del desierto y la selva valdiviana, en tierras de los indios ranqueles. Los protagonistas afrontan diferentes aventuras en épocas de pugna entre unitarios y federales. Las escenas tienen un aire nocturnal o crepuscular y muestran paisajes con su flora y su fauna características.
En 1896, en Buenos Aires, se edita Recuerdos de la Tierra de Martiniano Leguizamón, con dibujos de Malharro, del Nido y Fortuny. En cada capítulo el autor describe la vida cotidiana del campo transcribiendo tradiciones y empleando “voces indígenas y modismos locales”, cuyo uso y significado se aclara en el glosario incluido al final del libro. Así, se pueden leer historias breves, no relacionadas entre sí: el soldado que vuelve herido de la batalla, creencias populares de transmisión oral, costumbres típicas como payadas, malambos y rodeos.
Un dibujo a página completa, que incluye cada título –"La minga", "El chasque", "El curandero", etc.– inicia cada capítulo. A manera de portada, resume el contenido del cuento y se convierte en su emblema. A lo largo de los relatos, el artista introduce una serie de diseños que ubica entre los párrafos o en los márgenes del texto para, por último, cerrarlo con una pequeña viñeta alusiva.
En este libro Malharro emprende un nuevo conjunto de escenas locales, paisajes y elementos decorativos. Para el capítulo "La maroma cortada", realiza una composición integrada por un cartel diagonal que contiene el título, una pistola, un fusil, una espada y una lanza, enlazados con una rama de laurel, símbolo de la gloriosa hazaña del Sargento Juan Sanabria –gaucho bravío hijo de "nuestras llanuras”– que dará su vida cuidando uno de los pasos del Gualeguay.
En “Parando rodeo”, junto a lazada, apero, riendas y cabezada, el artista cuelga un letrero con el nombre del cuento. Un jinete, un toro y una carreta completan las imágenes que ayudan a visualizar tan ardua tarea. Diferentes tipos de boleadoras, dispuestas como orlas laterales, refieren a las raíces autóctonas.
Para "Juvenilia" dibuja con trazo leve la estructura de un árbol en segundo plano, para detenerse en unas golondrinas que sobrevuelan y se posan sobre una rama florida. Estas aves actúan como metáfora de la libertad y son eco de la primavera que refleja las andanzas de los protagonistas de la historia.