La consumación del "Ouroboros", será, lógicamente, el fuego. No una quema pública de libros (L. M. odia la brutalidad), sino que, en privada ceremonia, Maresca cumplirá con el destino efímero de su escultura, recordando el fuego colosal que Paracelso hizo con los libros académicos, para explicar en un idioma nuevo y accesible toda su ciencia nómade. [...]