funciona por sucesión y relevo, ella lo somete a la simultaneidad. Al objeto autónomo y con jerarquía de valores (la portada es más importante que las páginas siguientes), ella lo fragmenta y estabiliza el valor de las páginas. Lo manipulable y efímero, al aumentar de tamaño (otro procedimiento pop) y colocarse en las paredes hace desplazar el acto de leer al de mirar e instala cierta idea de duración. Sin embargo esas figuras que antes estaban reducidas a la ilustración de un texto que ahora está cortado, funcionan como signos relacionables con otros: las imágenes promocionales de las puertas de cines y teatros, las de un tren fantasma inmóvil para demócratas (arte-horror-pop). Y ahora podrían correr interpretaciones como la sangre de una bolsa para goteo mucho más abierta que la que oculta la mano de Monzón, porque lo que Maresca nos propone es escapar de la tentación por la metáfora y hacer otras operaciones intelectuales. Por eso ella me parece pop. Aunque yo no sepa nada de arte, puedo aplicarle la tesis de Masotta donde el pop se constituye a partir de una intención referida menos a los contenidos sociales que a las estructuras de transmisión de esos contenidos. [...]