"Disponible", "Apto todo destino" y "304-5457" eran algunos de los carteles que componían la muestra de Maresca de 1992, utilizando los mismos textos de los cartelones vacíos de publicidad: "Esa fue una muestra para un grupo reducido de artistas plásticos y que no tenía nada de erótico, era puramente intelectual, casi nadie la entendió y hubo gente que me preguntaba dónde estaba la muestra. En cambio, en la muestra de El Libertino el erotismo funciona como comunicación básica, y por eso la gente se engancha con esta obra; en la primera muestra no me llamó nadie, pero en esta última tengo un promedio de cinco llamadas telefónicas diarias", relata Maresca.
"El gesto de apertura total es un hecho artístico, desnudarse y ofrecer todo es como hacer body art (arte del cuerpo), expresar una idea con mi cuerpo" [...] Maresca hizo una selección de los mensajes y entrevistó a cuatro personas, comenta que "la gente que llamaba se enganchaba por lo erótico, salvo dos que se engancharon por lo intelectual de la obra [...] Aún hoy después de tres meses sigo recibiendo llamados, fundamentalmente establezco una comunicación telefónica, cuando alguien llama y escucha mi voz se da cuenta de que esto no es prostitución".
Medir el impacto que una obra tiene sobre el espectador no es una tarea fácilmente cuantificable; en este caso, la artista reconoce que "esta es la