Liliana Maresca, una de las más personales artistas plásticas argentinas, nació en 1951, en Buenos Aires, y tiene SIDA. El viernes por la noche no pudo asistir, en el Centro Cultural Recoleta, a la inauguración de la muestra antológica del período de su obra que va de 1984 a 1994 porque, justamente, la preparación de esa muestra –en la que puso toda su lucidez– minó sus fuerzas físicas.
La otra fuerza, la mental –la que dio obras de una inquietante belleza casi serena y otras de un impacto que están entre la ironía y el insulto, y hablan siempre de los pliegues a veces retorcidos de la condición humana– aparece intacta en esta muestra que, quizá por primera vez, permite la lectura de una obra que se nutrió bastante de realidades inmediatas [...]
Fue justamente Liliana Maresca, entre los artistas, quien más se entusiasmó cuando, en 1991, al hacerme cargo de la dirección del Centro Cultural Recoleta, se me ocurrió habilitar un espacio chico –la "Sala de Situación"– en el que los artistas pudieran responder directamente a los hechos de la realidad. Pasó que eran los finales de la Guerra del Golfo y Liliana decidió tratar ese tema. Empezó por pedirme que firmara un papel en el que yo, poco ducho en trámites administrativos, solicitaba al director del Cementerio de la Chacarita el préstamo de algunos ataúdes. [...]