sentimientos que hacen a la sexualidad, me olvidé de decir que hay otra oportunidad que yo creí haber tomado hace tiempo y es la de la conciencia de la muerte como un límite firme a la omnipotencia con la que una (yo) arremete los días sólo deseando llegar a la noche. [...]
Es verdad, no importa que Liliana Maresca haya muerto de sida o su cosmos se haya dispersado por otras razones. Lo que importa es que ella supo que había pasiones que imprimir en quienes la rodeaban y lo supo mientras pudo hacerlo sin la vanidad de quien labra su nombre en las piedras: "Que la pequeña luz deje de brillar no cambia nada / Todo va a seguir igual / El alimento se desvanecerá / Alguna lágrima resbalará / En el surco de alguna mejilla / Y cada uno se dedicará por si acaso / A vivir más su propia vida".
Y en eso estamos, con un talismán a favor que se descubre cada tanto, cuando la mirada se contamina y es necesario restregarse los ojos.