[...] Los retratos de Humberto Rivas se ajustan [...] a un sentido restringido del término, sinónimo de encuentro interpersonal, donde podemos comprobar cómo la fotografía se convierte en un poderoso instrumento de cara a lograr la imposible, pero anhelada superación del binomio apariencia-realidad.
[...] El modo de acercarse al retrato de Humberto Rivas, su manera de resolver las cuestiones básicas planteadas por el género responde perfectamente a su temperamento, muy poco dado a improvisar. La figura es el pretexto para exponer una opinión sobre la condición humana en general, sobre el contraste perfección/decadencia, sobre la inevitabilidad del tiempo.
[...] me gustaría referirme a las cosas que paralelamente hace Humberto Rivas, muy poco relacionadas en apariencia con su faceta más conocida de retratista. ¿Significa, en efecto, un cambio de dirección dedicarse al paisaje urbano e industrial con una cámara de placas nueve por doce? Creo que no, pues resulta interesante fijarse en cómo una importante serie de esquinas puede ser contemplada como una variación, estilizada y reducida al esqueleto, del rostro. Resultaría entonces que Humberto Rivas no ha dejado nunca de hacer retrato o, al revés, si consideramos la cara como una barroquización del concepto de “esquina”, es eso lo que en el fondo no habría dejado nunca de fotografiar.