L'Académie Lhote
Archives Lhote, Paris
André Lhote
Las bañistas
1928
Una de las ideas centrales de las enseñanzas de Lhote es que el alumno debe aprender la pintura de manera abstracta como hecho puramente plástico, y sin embargo, debe obligarse a permanecer fiel al motivo, fuente de sensaciones. El régimen cotidiano de los alumnos es el de la práctica del dibujo y el del trabajo a partir del modelo.
Lhote describe su método de enseñanza con el término “Totalismo”, cuyos principios define en la revista L’Elan –dirigida por Ozenfant– en el número de 1916. Este sistema es característico del retorno al orden que comienza a inflamar los jóvenes espíritus. Lhote defiende allí una totalización expresiva de los valores plásticos. De esta manera, propone realizar una síntesis de todos los movimientos y estéticas, desarrollados desde el impresionismo hasta el cubismo. Esto no significa un renunciamiento a su compromiso inicial con el cubismo, bajo un enmascaramiento de eclecticismo, sino la prudente vía del justo medio. Es siempre sobre la huella del cubismo que Lhote practica su particular “nomadismo” historicista –lo que la historiografía registra como eclecticismo– y, tal como afirma Eugenio Carmona:
“Lhote sabía que su proyecto sólo era posible dentro del espacio cubista porque el fundamento de lo que quería que llegase a ser su obra había surgido en él tras la revelación que le supuso el encuentro con Cézanne, con un Cézanne constructivo, pro forma, del que los cubistas de Montparnasse y Puteaux se consideraban depositarios”.
El maestro piensa que el profesor ideal debe asumir todos los procedimientos plásticos aportados por la tradición precedente. Estas ideas quedan bien expresadas en los comentarios de los argentinos que pasan por sus cursos. Basaldúa, en su correspondencia, lo comenta a sus amigos de Buenos Aires: “Lhote, invocando a los grandes reformadores: Tintoretto, Ingres, Greco, Renoir, etc. me hizo reducir todas las formas a sus elementos geométricos”.
Como teórico y crítico, Lhote se inicia en marzo de 1919 en la
Nouvelle Revue Française, contribuyendo desde allí a forjar la noción de
rappel à l’ordre. Según Lhote, el cubismo de Braque y de Picasso supone el redescubrimiento del orden y la asunción de los vínculos con la tradición olvidada. Para el maestro, es necesario “reintegrar en la tradición clásica lo que en el esfuerzo de la última generación de pintores es compatible con la verdad eterna de la pintura”.
En sus postulados estéticos la obra de arte debe reflejar el orden universal, expresando la realidad con el recurso de analogías plásticas. Este principio de transposición determina que los resultados pictóricos no deben ser simples “dobles” sino equivalencias de las formas reales. Desde las primeras teorías de Lhote, se hace presente esta oposición entre la naturaleza formal de la pintura y su función representativa, lo que constituye uno de los ejes rectores en las búsquedas del arte moderno.