5. Una exposición crucial
Una exposición crucial
Entre fines de 1927 y comienzos de 1928 Butler, Basaldúa, Berni, Spilimbergo y Badi hacen un balance de la experiencia y maduración artística en los talleres europeos. Al mismo tiempo, la necesidad de ser claramente visualizados en el ambiente artístico argentino los decide a buscar sala para exponer colectivamente en Buenos Aires.
Aquiles Badi
Margaritas, 1928
Héctor Basaldúa
Figura, 1928
Lino Enea Spilimbergo
Campesina italiana 1928
Antonio Berni
Retrato de mujer, 1928
De esta suerte, toma la conducción en la gestión de la iniciativa. En un barco de clase única, viaja a Buenos Aires desde la ciudad alemana de Bremen en el mes de mayo de 1928. La capital argentina le produce la agradable sensación de una urbe moderna y europeizada, muy lejos de aquel aspecto provinciano que seis años atrás había sido una de las causas de su partida. La actividad del periódico Martín Fierro y la Asociación Amigos del Arte, con la que el grupo había convenido la exposición, eran motivo de gran entusiasmo dado su apoyo decidido a la renovación de las prácticas y los lenguajes artísticos por los que tanto luchaban los muchachos de París.
Horacio Butler
Interior, 1927
Horacio Butler
Los zapallos, 1928
Asimismo, las figuras de André Lhote y Othon Friesz ya tenían resonancia en Buenos Aires. En el mes de septiembre 1926, bajo el título “Pintura Moderna”,
Martín Fierro reseña la exposición de arte francés organizada por la Asociation Française d’Expansion et d’Échanges Artistiques en las salas de Amigos del Arte gracias a la gestión de Adelia Acevedo. Al ocuparse de manera detenida de los expositores de mayor significación, señala a André Lhote expresando: “Lhote es posible que sea más inteligente que su obra, por lo menos sus condiciones de crítico así lo demuestran. Pero esa condición de crítico le sirve de autocrítica con lo que ha conseguido un grado de plasticidad superior a los de muchos y grandes pintores de su generación”.
Lo mismo hace “Atalaya”, cuando, en un corto ensayo dedicado a esa misma muestra habla de Lhote como de un artista que persigue un “propósito serio de experimentación y de ensayo innovador” y de Friesz como de quien “hizo del cézannismo una expresión propia”.
Por otro lado, también es significativa la recepción de la Escuela de París en las páginas de
Martín Fierro. Así, en un artículo de Maurice Raynal titulado “Del impresionismo al cubismo, a propósito de la Retrospectiva del Salón de Independientes",
se reproducen seis obras de entre los artistas más significativos –Chagall, Picasso, Lhote y Vlaminck–, para ilustrar las impresiones del autor quien, luego de desarrollar sus consideraciones en torno de los dos grandes movimientos referidos en el título, concluye afirmando: “[...] la única pintura es aquella que acuerda su ciencia del oficio y los descubrimientos factibles en ese sentido, con el espíritu de su época, la fisonomía del momento y las aspiraciones sensibles de nuestros contemporáneos”.
La obra de Amigos del Arte. Julio de 1924 noviembre de 1932
Por su parte, la animación cultural también es promovida desde la Asociación Amigos del Arte. Fundada por Elena Sansinena de Elizalde, la institución empeña sus mayores esfuerzos en organizar exposiciones de arte, conciertos, conferencias y ediciones de libros, marcando el pulso artístico e intelectual de la ciudad. “Guiada por un criterio ecléctico, ha cedido sus salas a pintores y escultores de las más opuestas tendencias, desde los que siguen las normas del más fiel academicismo, hasta los que buscan nuevas orientaciones que intentan renovar el gusto contemporáneo”.
Así se expresan su fundadora y su secretario, Julio Noé, en la memoria que publican hacia 1932. En sus salas, abiertas en los amplios espacios de la galería van Riel de la calle Florida, se escuchan las voces de Herman von Keyserling, José Ortega y Gasset, Jules Romains, Waldo Frank, Antón J. Bragaglia, Salvador de Madariaga, Paul Morand, Le Corbusier, Pierre Drieu La Rochelle, Federico García Lorca, Jacques Maritain, Marinetti, David A. Siqueiros, entre otros.
Juan Del Prete
Riachuelo, 1928
Pissarro, Butler, Bigatti y
Del Prete, entre otros 1928
Junto a , Butler visita a , y en el barrio de La Boca; también en el sur, en Barracas, visita a Raquel Forner en su casa paterna de la calle Montes de Oca: “Esa tarde, con el entusiasmo que la caracteriza, mostró sus obras juveniles, hablamos de pintura y de la vida en Europa; pero por encima de todo se fundaron las bases de una amistad sincera y consecuente”,
recuerda el artista.
Durante esos días Butler se ocupa afanosamente de la organización de la exposición de Amigos del Arte, a realizarse entre el 2 y el 12 de agosto, con Basaldúa, Spilimbergo, Del Prete, Butler, Badi y Berni. En todo momento, mantiene informados a sus amigos en París de la marcha de los acontecimientos. Paralelamente a la organización de la muestra colectiva, se ocupa también de gestionar una exposición de dibujos de Basaldúa en la galería Müller que finalmente no llega a concretarse. En casa de un hermano, Butler resguarda los cajones con las telas, mientras entusiasma a Alberto Prebisch para pronunciar una conferencia sobre la situación de la pintura moderna, aprovechando el ofrecimiento de la sala de conferencias de Amigos del Arte. Argumenta para ello que la confusión del público lleva a no poder diferenciar las propuestas estéticas, ni de los movimientos, ni de los artistas: “[...] es una confusión lamentable la que hace el público en general. Todo es igual, cubismo, Marinetti, Pettoruti, Picasso, Cézanne y Silvina Ocampo”,
lamenta Butler.
Con una inagotable capacidad organizativa, Butler realiza las gestiones del caso para concitar la atención de la crítica. Así, se conecta con José León Pagano, Rojas Silveyra, Lozano Mouján, Prebisch y Collivadino. Por otro lado, la intensa actividad de la ciudad lo mantiene inquieto respecto de la repercusión en el público: “Las exposiciones en Amigos del Arte duran un suspiro, 10 días, y si no se anuncian con mucho barullo pasan desapercibidas. Además es tal la cantidad, 23 inauguraciones el mes de julio, que la gente está cansada”.
Obras de Basaldúa en la 1ra. exposición del Grupo de París en Amigos del Arte. Buenos Aires, 1928
Finalmente, el día previo a la inauguración, entre Butler y –este último con una visibilidad muy clara en el ambiente porteño, tal como lo demuestra, por ejemplo, su actividad como profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes– cuelgan todas las obras en las tres salas de la institución. Las de Berni son dispuestas entre la 1ª y la 3ª; Basaldúa y Spilimbergo, ocupan una pared cada uno en la sala 1ª, Badi queda representado en la pared más luminosa de la sala 3ª más un caballete con la tela de mayor tamaño, Butler, igualmente en la 3ª; finalmente se disponen cuarenta obras de Del Prete en la sala de conferencias.
La apertura de la muestra se realiza en medio de numeroso público “desde lo más chic de Bs. As., hasta lo más reo, una cantidad inmensa y de lo más interesados todos”
y por la noche, los integrantes de
Martín Fierro organizan una reunión en homenaje al grupo afianzando así el común interés por el arte moderno que los liga.
Al mismo tiempo, la coexistencia de tendencias antagónicas es una realidad palpable en esos años ‘20. La exposición de la serie Los gauchos de Cesáreo Bernaldo de Quirós, realizada en esa misma institución y en ese mismo mes, con una estética nacionalista situada en las antípodas de lo que proponían los muchachos de París, exaspera a nuestros artistas:
“La muestra de Quirós fue un éxito inmediato y clamoroso. Movilizó a ambas cámaras, los ministros, el cuerpo diplomático y un público compacto en tal escala que a los pocos días las alfombras quedaron hechas trizas. Entonces, la crítica se lanzó ditirámbica para afirmar sin reparos que aquello era pintura realizada con un auténtico sentido nacional y reclamó que esa muestra paseara por el mundo como demostración de nuestra madurez espiritual [...] ¡Recién entonces comprendí cuán duro era el camino y cuánto nos faltaba por andar! Tuve la sensación de la inutilidad de nuestro esfuerzo y de su incomprensión total. ¿Qué hacer para que comprendieran el opuesto sentido en que marchábamos tan lejos de las estridencias y de lo espectacular?”.
Horacio Butler
Decoración mural, 1928
Horacio Butler
Urania, 1934
Aquiles Badi
Flores, 1928
Lo cierto también es que esta exposición pone en evidencia a un colectivo de artistas dispuestos a dar la batalla por el arte moderno y a apelar a la actividad conjunta como una estrategia de lucha. La desaparición de
Martín Fierro el año anterior a la exposición deja sin respaldo de crítica todo el esfuerzo realizado por Butler y sus amigos. No obstante, “Atalaya” se mantiene atento a la evolución de cada uno de los jóvenes artistas. Si en Butler destaca la “indisolube fuerza armónica, en el color y en el dibujo”
de su óleo
La siesta, lamenta el aspecto “decorativo” de sus restantes telas; no obstante esta opinión, en una pintura como
Decoración mural va madurando la concepción arquitectónica de las formas y la tendencia a la simplificación de planos y figuras que tienen un punto de mayor envergadura en su
Urania, de 1934.
En cuanto a Basaldúa, “Atalaya” pone el eje de su análisis en la “confusa lucha entre su realismo y su fantasía',
destacando la obra
El beso por la síntesis lograda en la fusión de dos figuras que llegan a convertirse en un “bloque” de valor estrictamente plástico, una obra que para el crítico Guillermo Whitelow prefigura esa libertad expresiva que habrá de exacerbarse hacia el final de su trayectoria.
Basaldúa también expone su retrato de
Elianne de Courcelles donde explota el valor expresivo de los contrastes de complementarios y el facetamiento de los planos en una resolución sintética de la figura femenina. También presenta, entre otras obras, una
Naturaleza muerta donde la monocromía de la paleta subraya el aspecto estructural de las formas como testimonio de la asimilación de los postulados cézanneanos transmitidos por André Lhote.
En referencia a Badi, el crítico destaca el uso de la línea como uno de los recursos más característicos de la manera del artista, al tiempo que el estilo sintético al que recurre con frecuencia, le sugiere analogías con la pintura de Rousseau. También hace particular referencia a
Flores, por la “expresión armoniosa en sus sensaciones coloreadas”.