resaltar en el contexto brasileño de un arte fuertemente formalista. En 1958 estaba en San Pablo. En abril de ese año expuso individualmente en el Museo de Arte Moderno de dicha ciudad. Presentó el resultado de una suerte de “acción”, un papel manchado al azar y recortado en cuadrados y algunas chatarras oxidadas encontradas en la calle (sobre las obras expuestas hay testimonios divergentes).
Greco retornó a Buenos Aires luego de dos años de ausencia, traía consigo una muestra de dibujos de artistas de San Pablo, que expuso en la galería Antígona.
Poco después, en 1959, integró el Movimiento informalista, participó en las dos exposiciones del grupo. En sus pinturas informalistas, oponía a las formas de la “buena pintura” una actitud vital y ética. Su obra matérica mostraba grandes superficies casi monocromas, texturadas, que recordaban los viejos muros descascarados. La exposición de la galería Pizarro, del año 1960, estaba íntegramente constituida por sus telas oscuras, matéricas, de una materia muy trabajada.
Fernando Demaría recordó el proceso de elaboración de su pintura Homenaje a González Frías: “expuesto de noche a la intemperie en un balcón, para que la noche, el viento, el hollín de la ciudad y la lluvia fueran cargándolo con su fuerza”. En ocasiones, además de recurrir a ese