(Nápoles, Italia, 1923) exhibió, en 1957, un conjunto de pinturas que prenunciaban la actitud informalista; dos años más tarde se ubicó decididamente en el ámbito de lo informal. En las obras de este período, expuestas en la Galería Bonino en 1961, utiliza sólo el blanco, el negro, los grises y una materia de sutil tratamiento superficial; en ocasiones algunos sectores del cuadro están animados por chorreaduras y garabatos espesos. El repertorio formal es simple y limitado: círculos, óvalos, rectángulos y cuadrados, solos o apareados, centrados o desplazados. Toda la imagen es ascética y sin concesiones, desprovista de cualquier extremismo formal o matérico. En 1965, en el envío al Premio Palanza, su obra adquirió un carácter diferente. Sobre el soporte adhirió con broches una tela ondulada en acanalados. La superficie está pintada con colores brillantes. El conjunto posee una curiosa referencia a las viejas persianas de hierro.