Su familia decide mudarse de la capital a Sarandí, buscando mejores aires que le permitieran a Norberto sobrellevar su asma. En esta localidad del sur del Gran Buenos Aires, que por entonces era zona prácticamente rural, poblada mayormente de quintas trabajadas por inmigrantes italianos, vivirá su niñez y primera juventud, además de manifestarse su inclinación hacia el arte. Allí, siendo adolescente, comenzó a pintar letras para los carteles de algunos talleres mecánicos y a filetear chatas.
Años más tarde instalará en esta localidad su taller de carpintería y de realizaciones publicitarias que será su medio de vida durante muchos años.