Luego de otro breve viaje a París abandona temporalmente la actividad artística. Es una época de replanteos y cuestionamientos. Años después declarará:
“[...] En el ‘70, ‘71, y ‘72 traté de interrumpir el discurso que regía las costumbres plásticas, el aparente estado de normalidad que se solicitaba de los artistas. Traté de terminar con la desaparición del conflicto, con las reglas importadas que irrumpían (y siguen irrumpiendo, y por eso sigo en lo mío) como moda, y no de algo gestado en el lugar, aquí. Esa moda, esa norma de no agredir la visualidad.”