centro virtual de arte argentino
Menú
Página principal
 
Página principal
Un panorama del siglo XIX
 
Un panorama del siglo XIX
Un panorama del siglo XX
 
Un panorama del siglo XX
Índice de dossiers
 
Índice de dossiers
Breves biografías
 
Breves biografías
Algunos dossiers
 
 
 
 
Juan Carlos
Distéfano
por
Adriana Lauria y Enrique Llambías
Septiembre de 2008
Referencia bibliográfica para este dossier
English version
 
El dossier dedicado a Juan Carlos Distéfano abarca desde sus comienzos como pintor en los ‘60 hasta su más reciente trabajo escultórico, primicia del CVAA. Recorre más de cuarenta años de labor y compromiso con el arte y con la realidad. Un apartado especial brinda un panorama de su trabajo como diseñador gráfico, desarrollado sobre todo en el Instituto Di Tella.
 
Introducción | Modos de producción | Obras | Diseño | Cronología | Antología | Bibliografía
 
1930
1940
1950
1960
1970
 
1980
1990
2000
2010
2020
 
1940
1941
1942
1943
1944
1945
1946
1947
1948
1949
1947
Por consejo de sus padres ingresa en la Escuela Industrial de Artes Gráficas N° 9 del porteño barrio de Barracas. Allí aprende un oficio que tiene relación con sus inclinaciones artísticas y su gusto por el dibujo. Pasa por los talleres de encuadernación, tipografía, linotipia, offset, litografía, manejo de máquinas de impresión. Tiene como maestros, entre otros, a Luis Barragán, José Manuel Moraña, Vicente Forte, Leonardo Bardolla, Mateo Juan Saracino. Distéfano recuerda:
“Barragán fue un magnífico pintor y maestro. Conocerlo me produjo mi segundo gran deslumbramiento. Del mismo modo que Moraña y Forte era un artista de primer orden, pero lo más importante de sus clases era aquello que remitía a lo humano. No es que yo desprecie la técnica, ni que considere de poco valor lo que me transmitió en esa categoría de conocimientos [...] él constituyó para mí, ante todo, un ejemplo de vida. [...] Lo disfruté como profesor de taller cuatro horas por día, así que lo tuve cerca mucho tiempo y pude observarlo con detenimiento, ver cómo se movía, cómo se vestía, cómo agarraba el lápiz, la pasión que ponía en determinados asuntos y hasta las furias que le despertaban nuestras metidas de pata. Y sobre todo, pude comprobar su comportamiento moral. Su modelo me marcó mucho. Era un hombre íntegro, que vivía para su arte. Nota 1
continúa
derecha
base
 
<
 
1/2
 
>