Se recibe de Profesor de Dibujo y se casa con Griselda Gambaro. En diciembre ambos emprenden el primer viaje a Italia. Lo atrae el arte etrusco que estudia en el museo de la Villa Giulia, en especial el Sarcófago de los esposos modelado en terracota. Otro descubrimiento importante es la pintura de Masaccio. La aprecia de cerca cuando consigue subirse "de contrabando" a los andamios donde los restauradores trabajaban en los frescos de este artista. Años después señalaría:
“Masaccio es uno de esos amores permanentes que tengo, porque desde que descubrí la pintura del Quatrocento [
sic], es el que más me entusiasmó. Por su posición, porque pone la pintura con los pies en la tierra. Para mí es el primero que pinta al ser humano. [...] Al principio lo conocí por los libros y luego vi sus obras en mis viajes a Italia. [...] Es uno de los genios más grandes de la pintura de todas las épocas. Yo siento, y esto es personal, que hay una tradición humanista que va de Masaccio a Rembrandt, de Rembrandt a Goya y diría de Goya a Lucien Freud, que es un pintor impresionante de estos tiempos”.
Otros artistas que lo deslumbran son Giotto y Piero della Francesca. Permanece tres meses en Italia en los que visita a unos parientes en Génova. Pasa un mes completo en Roma, recorre la Toscana y el sur donde visita Pompeya.
Al no conseguir empleo, deciden volver a la Argentina a la que arriban en 1956.