Aunque en alguna parte de este libro, se va a precisar lo que entendemos por “abstracto” y “concreto”, bueno es que ahora, sin ir más adelante, y ya que se han empleado tan repetidamente estos términos, nos pongamos de acuerdo con respecto a la especial significación que aquí quiere dárseles, no sea que, de no hacerlo, venga una confusión que conviene evitar. Porque aunque parezca paradójico, siendo al parecer antagónicos, tal como aquí se les emplea viene a decir lo mismo.
Si nos atenemos al uso corriente de esas dos palabras, vemos que designan términos bien opuestos: el concepto (lo abstracto) y la cosa real (lo concreto); lo que se abstrae del objeto, con exclusión de él, y el objeto mismo considerado como cosa real, existente. Así, cuando decimos lo abstracto, queremos significar algo que sólo existe idealmente, y cuando decimos lo concreto, algo material en el espacio. Pero más bien, abstracto significará la cualidad de un objeto, y lo concreto esa cualidad vinculada al objeto mismo, esto, aparte de otras significaciones.
Pues bien, nosotros llamamos aquí abstracto a aquello que se ha abstraído de la realidad con exclusión de ella, y tal como correctamente debe usarse el término; pero como quiera que en el artista plástico, tal abstracción signifique concretar algo determinado con respecto a la realidad y aun con respecto a la materia plástica de que se valdrá para expresarse, ambos términos vienen a parar en uno, y por esto, significarían, simbólicamente, esa perfecta unión de la idea y la materia, que es lo que hemos designado con la denominación de hecho plástico. Para nosotros, lo concreto es abstracto, y viceversa. Por tal razón se emplean ambos términos indistintamente. Pero habrá un momento, y el lector ya se habrá dado cuenta, en que decimos: “hay que estar en lo abstracto”; entonces nos referimos, ya no sólo al hecho plástico, sino a cualquier otra actitud fuera del arte. Por ejemplo, diremos: “hemos de regular nuestra conducta por leyes abstractas”; con lo cual significamos, que vamos a regirnos por las leyes universales de la razón y no por lo que nos aconseje nuestro interés personal. Y con esto se dice, que se debe estar en lo universal y no en lo particular, y que, por lo tanto, existe un mundo de abstracciones en el cual queremos estar. Y en este caso, lo concreto sería el mundo real, y aquí, esta palabra ya tiene otra significación.
Conviene aclarar con respecto a lo mismo, otro punto importante: modernamente se ha llamado “arte abstracto” a todo el que no era figurativo. Para nosotros no reza tal distinción. Sea figurativo o no, todo arte, y tal como lo consideramos, es abstracto. La razón de ello es ésta: porque no consideramos arte, sino a aquel que se basa en un sintetismo; es decir, que esté hecho y concebido dentro de una visión de elementos abstractos, con exclusión de la realidad, y realizados por elementos plásticos, considerados también en sí. Es decir, que los elementos formales y de color empleados aquí, ya están completamente desvinculados de todo objeto, y, por otra parte, la materia plástica empleada ya opera con independencia y sin ninguna sujeción de la naturaleza, pues dentro de la obra, sólo quieren dar su expresión propia. Por eso, aunque tal arte sea figurativo, es abstracto, y el arte naturalista imitativo, sujeto siempre al objeto real, no podrá ser jamás ni sintético ni abstracto. Por tal causa es un arte sin razón de ser, y queda en lo más bajo de la escala.