• La imagen percibida o representada no agota la realidad del objeto; no hace más que abstraer de él una de sus propiedades (la de ser percibido o representado), pero sin enseñarnos nada sobre la composición de su naturaleza y, menos aún, sobre la multiplicidad de sus relaciones.
• Si todo aquello que puede percibirse o representarse existe de algún modo en la realidad, lo cierto es que ella no se reduce a ser percibida o representada.
• La conciencia puramente perceptiva, por lo demás, no es principio de praxis renovadora. La práctica del hombre no se limita a su experiencia sensible; creerlo así sería pretender encerrarlo en el antro individual de que hablaba Bacon. Lo que Interesa es transformar la realidad, no deformarla.
• La representación artística se muestra en el orden más restringido de la práctica, como expresión de aquella individualidad que no acierta a resolverse concretamente, puesto que carece de los elementos propios de la actividad real.
• Ella parte de una interpretación estrecha de la praxis, que consiste en concebir el sujeto en oposición pasiva respecto al mundo. “No concibe la actividad humana misma como actividad objetiva –dice Marx en una de sus notas críticas a Feuerbach–; la práctica sólo es concebida y fijada por él en su forma vil, judaica, fenomenal. De ahí que no comprende la actividad revolucionaria práctica.”
• El arte representativo expresa cumplidamente los postuladas de un “materialismo” grosero y primitivo, totalmente superado por el marxismo.
• La técnica representativa se limita a “reflejar” el mundo, ello no implica el conocimiento efectivo del mismo; a lo sumo, (frecuentemente) es expresión de la conciencia subvertida de aquél.
• Como la representación no contiene los elementos de la actividad real, su proceso se resuelve en la alienación del objeto. “El hombre que se extraña a la naturaleza (el objeto) –dice Feuerbach– se crea un modo de ser arbitrariamente subjetivo… porque quiere destruir la necesaria relación con el objeto”. La enajenación de este último es el resultado de la duplicación artificiosa del sujeto por sí mismo (representación), concordante con la representación de Dios en la psicología religiosa.
• La representación si bien procede de la percepción de lo real (impronta de los objetos), no retorna necesariamente de lo subjetivo a lo objetivo, como acontece con la actividad concreta, sino que duplica la subjetividad, y en el producto de esa duplicación pretende ver el objeto.
• Ahora bien, como el objeto es el término necesario de la actividad real del sujeto, la alienación de aquél expresa la alienación real del sujeto. “La alienación del hombre a su producto entraña la alienación del hombre en tanto ser genérico y social, ya que –de acuerdo con Marx– lo que define al hombre en tanto ser genérico consciente es la producción práctica de un mundo objetivo, la transformación de la naturaleza inorgánica, aun estando libre de necesidad física.”
• El arte representativo entraña la alienación del hombre en tanto ser genérico (social) por cuanto es la expresión artística de esa alienación.
• No es casual el hecho de que todas las formas históricas de la alienación (Religión, Estado, Clase) se hayan valido del arte representativo para disolver en el hombre sus energías sociales.
• Marie Alain Couturier, O. P. en su libro “Art et Catholicisme”, escribe: “... el arte cubista, así como el arte no representativo, aparte de sus auténticos valores, es esencialmente irreligioso: si el arte religioso se caracteriza por su referencia al mundo sobrenatural (alienación), ¿cómo este arte que no se refiere más que al mundo natural, que guarda en sí todas sus razones de goce (aprehensión), podría ser religioso?”
• “El conocimiento va de lo particular abstracto a lo universal concreto”, dice Lefevbre. La teoría económica del valor es abstracta; sin embargo, es concreta. Un marxista no puede asombrarse de que nuestro arte sea abstracto y concreto a la vez. Las teorías más abstractas de la física y de las matemáticas destruyeron Hiroshima, y de ser desbaratadas las maniobras de las fuerzas reaccionarias, esas mismas teorías servirán de base a una nueva era de la historia técnica de la humanidad.
Es que, como dijo Engels, el espíritu lleva la maldición de la materia.
• No se trata de poner el arte “a tono” con las nuevas circunstancias, esto es, de sustituir un tipo de representación por otro, un sistema de símbolos por otro; de lo que se trata es de impugnar los fundamentos (necesidades interiores) de la representación y del simbolismo; en una palabra, de todo aquello que refracta, deforma, la intelección objetiva del mundo real.
• La contradicción actual de la pintura representativa consiste en que, lo que se exige esencialmente es saber pintar, no importa lo que se pinte: manzanas, compoteras, seres famélicos, seres de formas rubicundas e intenso drama interior, etc. Se hace (con frecuencia) mala pintura con los mejores sentimientos hacia la humanidad y recíprocamente. ¿Qué se responde a esto?
• ¿Dónde has visto alguna vez caballos amarillos, azules o verdes? –Lo que hay que considerar aquí es la pintura. –Entonces ¿para que diablos?...
• El hecho artístico puede ser concebido o aprehendido haciendo abstracción de aquello que representa; de ahí que la crisis del arte representativo no constituya la crisis del arte, sino tan solo de la representación.
• El descubrimiento puede ser resultado de un encuentro fortuito (teoría de los factores); la invención no puede serlo jamás.
• La invención es todo lo contrario de cualquier forma o subforma del enajenamiento (homo ludens, Pascal).
• Inventar es una función de la conciencia práctica.
• Esa función no consiste en proyectarse fuera del mundo (evasión); ni tampoco en la conciencia que se extraña (contemplación). Inventar significa INTRODUCIR EN EL MUNDO POR OBRA DEL EXPERIMENTO Y LA INDUSTRIA lo que no existía hasta ese momento.
• No se diga que no hemos hecho nada nuevo. El arte concreto no cierra la historia del arte; ella tampoco ha existido para hacer posible en un momento dado el arte concreto. Pero si es verdad que el arte progresa en el sentido en que lo hacen las sociedades humanas, el único camino es el propiciado por el invencionismo.