“No fue poca audacia la de los miembros de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes al adquirir
El mudo. La pieza representa la tortura conocida como 'submarino' cuya invención, en la década del 30, se adjudica al comisario Leopoldo Lugones, hijo del poeta homónimo. En
El mudo se produce el control de las posibilidades metafóricas del poliéster. La sobrecogedora presencia de la obra se impone desde la rotundidad de la masa, un bloque articulado en planos nítidos. La distorsión anatómica y postural es llevada al límite y está regida sólo por la razón plástica. Es un ser agarrotado, de miembros soldados por el dolor de la tortura; en el reverso, los brazos y puños ligados se funden a la columna vertebral que se proyecta en el rostro, violentamente contorsionado. La resina transparente enfatiza la condición del tormento, coagula el agua donde estuvo sumergido. La tonalidad fría y las texturaciones marmóreas completan el testimonio ofrecido”.