“Lo que pasa en la cabeza es un rollo infernal constante, y lo que hago en la escultura es lo que rescato del rollo. Es una pesadilla, es un estado crítico natural, yo camino por la calle y la muerte está presente en todos lados. Este es mi tema, como lo es el lleno y el vacío, el estar o no estar, la presencia o no, es como estar atrapado entre las contradicciones y la necesidad de sacar aunque sea una letra de allí, porque ya sé que no voy a rescatar todo el texto. Es una conciencia que tiene que ver con la edad, se abandona la prepotencia.”
En esta circunstancia dona Crucifixión (1983), que pasa a integrar el patrimonio de ese museo.
Por Un pórtico para Marechal, obtiene en diciembre el Premio Adquisición Fundación Banco Ciudad de Buenos Aires, realizado en homenaje al escritor Leopoldo Marechal en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Esta obra está construida sobre la base del relieve que en su momento el artista realizara para local Moscú (1988). De hecho la mitad de esa pieza fue tomada para la realización de esta otra, que se dejó completamente blanca, cambió su posición con el arco colocado hacia arriba y en la parte superior de su clave se agregó una cornisa coronada por una rana, animal simbólico ya utilizado en otras obras. Un comentario crítico afirma que “[...] la decisión menos discutida fue el primer premio de escultura, otorgado a Norberto Gómez [...] La