De regreso en Buenos Aires, Maresca vive en un departamento ubicado en la calle Estados Unidos 834, en el barrio de San Telmo, que Julio compra para ella y su hija Almendra. Como es de grandes dimensiones decide alquilar algunas habitaciones y transformarlo en pensión. Por casualidad se reencuentra con Demián Borgarini, a quien había conocido en los cursos de pintura de la Escuela Lavalle. Con él compartirá la realización de muchas de sus obras. La casa se transforma en un lugar en el que coinciden distintas personalidades del arte y la cultura. Durante años conviven allí Ezequiel Furgiuele, Alberto Laiseca, Diego Kogan, Patricia Borgarini, Lucrecia Rojas, Graciela Paola, Enrique Symms, Marta Soriano, María Bernarda Hermida, Julieta Díaz, entre otros. Los domingos se reúnen Marcia Schvartz, Martín Kovensky, Marcos López, Alejandro Kuropatwa y Jorge Gumier Maier. Con el paso del tiempo la casa fue recogiendo la producción de Maresca, que ubicada en diferentes ambientes y pasillos, transformaría su fisonomía.
Durante la tercera semana de diciembre se inaugura en la