De este año son tres las series de fotoperformances realizadas con Marcos López. Una de ellas, frente al Museo Nacional de Bellas Artes, se refiere a la identidad y a los prejuicios sociales, donde el rostro de la artista se oculta o deforma tras una máscara. Otra, en las cercanías de la Casa Rosada, la muestra de capa, sombrero y guantes, enigmática, solemne, tal vez distante, frente al ingreso de la sede del gobierno custodiada por impertérritos granaderos. La tercera se hace en el edificio Marconetti,
donde es fotografiada sola o con Daniel Riga, en un ambiente umbroso y solitario. Sin embargo, en una toma Maresca sostiene un par de huevecillos en la palma de su mano, eventual promesa de renacimiento.
En la sede de la calle Cochabamba de la revista
El Porteño, realiza una exposición individual
donde presenta algunos objetos como
Pajarón,
666,
Madre con niño;
En el banquillo de los acusados y
Que salga el sol, para los que se sirve del ensamblado de materiales heterodoxos. Por ejemplo en
666 sitúa en el interior de una carcasa –probablemente para