Por entonces el artista esboza una definición de lo que hace: “Diría que mis cosas son híbridos de escultura y objeto, de alguna manera muñecos”.
Prefiere el término de esculturas para designar la obra de Rodin, Bourdelle o los griegos, cuya producción estaba destinada al ámbito abierto del espacio público, contrapuesta a los que coloreaban imágenes para las iglesias, como los artífices coloniales, con los que es posible parangonar su obra.
Distéfano resultaría un imaginero moderno que trabaja con esmaltes epoxi sobre poliéster –materiales vinculados a la industria, producto de la investigación tecnológica– y seculariza sus temas plasmando los dramas humanos.