medidor de servicios– una máquina de calcular derretida soportada por una estructura de madera. En el fondo, pintados, hay números, fórmulas y símbolos matemáticos que reúnen el título –que refiere tanto al diablo, al anticristo como al exorcismo–, con un ambiente científico cuyos instrumentos aparecen, irónicamente, abrasados por el fuego. En otra obra, sobre un inodoro invertido añade, modeladas en cemento, una serie de formas que incitan a la interpretación. No obstante la remisión a Fuente –el famoso urinal de Marcel Duchamp– propone su reactualización.
Obtiene el encargo para hacer la escenografía de
La murguita de villa real de Alejandro del Prado, a realizarse en el
Ciclo de Barrios que se lleva a cabo en Teatro Auditorio de Buenos Aires. Para el trabajo pide ayuda a Luis Freisztav –El Búlgaro– que recuerda “Les hizo unas cosas muy basureras, y a ellos no les gustó nada, entonces improvisó sobre la marcha [...]”
con un resultado muy controvertido.
En el mes de octubre ingresa como periodista en la redacción