Edgardo Antonio Vigo
Revista Diagonal Cero
Edgardo Antonio Vigo
Manojo de semáforos 1968
Edgardo Antonio Vigo
Obras (In)completas
1969
Edgardo Antonio Vigo
Señalamiento V: Un paseo visual por la plaza Rubén Darío
1970
Edgardo Antonio Vigo
Señalamiento VIII: Devolución de agua en Bocacerrada
1971
Edgardo Antonio Vigo
Señalamiento IX: Entierro y desentierro de un taco de madera, 1971 - 1972
Edgardo Antonio Vigo
Señalamiento XI: Souvenir del dolor
1972
Otro artista platense, Edgardo Vigo, es uno de los grandes referentes del arte de estos años aunque, a diferencia de Ginzburg, prácticamente no abandona su ciudad. Sus primeros trabajos son máquinas insólitas e inútiles que ponen en entredicho la eficacia tecnológica desde una aproximación de ribetes surrealistas, y objetos en cajas que el espectador puede manipular. Paralelamente, realiza una amplia labor en el terreno de la poesía visual, en particular, a través de la edición de las publicaciones
Diagonal Cero y
Hexágono ‘71. En este ámbito desarrolla una teoría sobre la intervención del público en la creación poética que lo lleva a proponer lo que denomina
poemas para y/o a realizar, en los que prevé la participación del lector no ya a partir de una matriz formulada o preestructurada por el artista, sino a través de su transformación en el creador de un poema propio.
Este estatuto de “creador” se contrapone al de “consumidor”, en clara oposición a la noción de “arte de consumo” que en estos años promulga Jorge Romero Brest en una conferencia celebrada en la ciudad de La Plata.
En 1968, Vigo comienza una serie de señalamientos que prosigue, de manera más o menos continua, hasta sus últimos días. Los señalamientos son acciones que buscan llamar la atención sobre objetos, lugares o eventos, muchas veces intrascendentes, a través de pequeños rituales que el artista registra con la relevancia de un testimonio, “para que lo cotidiano escape a la única posibilidad de lo funcional”.
La mayor parte de ellos son actos privados, ejecutados en lugares como Punta Lara, la ciudad de La Plata o su propio hogar. Los registros, que realiza de manera meticulosa, exaltan la realización del acto sobre el valor de los objetos utilizados, que en general no subsisten.
El primer señalamiento se conoce como
Manojo de semáforos (1968) y consiste en una convocatoria a través de los medios de comunicación para que la gente se congregue alrededor de un inusual conjunto de semáforos ubicado en un cruce de caminos. Numerosos curiosos se aproximan al lugar, pero el artista no asiste: el objetivo de su propuesta no es exaltar el sitio ni el objeto, sino movilizar a las personas e inducir una mirada diferente sobre un elemento urbano habitual, una mirada activa y liberadora. En un manifiesto publicado para la ocasión asegura, “La liberación está en la medida en que el hombre se desprenda de los 'PESADOS BAGAJES DEL CONCEPTO POSESIVO DE LA COSA' para ser un OBSERVADOR-ACTIVO-PARTICIPANTE de un 'COTIDIANO Y COLECTIVO ELEMENTO SEÑALADO'”
Poco después comienza a utilizar el correo como herramienta para llegar a un público no siempre vinculado al mundo de las artes. En agosto de 1969, envía 150 invitaciones postales para una
(In) conferencia a diferentes personas, algunas de ellas elegidas al azar utilizando la guía telefónica. Durante el mismo año realiza
Obras (In)completas (1969), una acción con base gráfica en la que provee cuatro etiquetas impresas con el nombre de la pieza para que la gente ubique sobre superficies y objetos decididos a voluntad y luego envíe las fotografías de sus opciones; a modo de ejemplo, Vigo las adosa sobre cuatro botellas de ginebra Bols. Las etiquetas van acompañadas de instrucciones que orientan al posible participante: “Ud. recibe estos cuatro membretes de las OBRAS (in)COMPLETAS respetando la teoría de un ARTE DE PARTICIPACIÓN y en una traslación de algunos porcentajes de creación, ubique donde Ud. desee los mismos”.
Años más tarde, durante la dictadura militar de finales de los setenta, el correo será el medio ideal para construir un ámbito de creación independiente de las presiones políticas y la censura.
Las primeras acciones, propuestas y señalamientos de Vigo se vinculan con la libertad, la participación y la incentivación de las capacidades lúdicas y creativas humanas. En ellas, el público es invitado a opinar, construir, elegir posicionamientos, diseñar recorridos. En una de estas acciones, solicita a la gente que “dibuje, coloree, forme, escriba, etc., todo aquel elemento que sea útil para el armado de una poesía […]”, y agrega, “No firme, mantenga su anonimato”.
La creación colectiva va acompañada de un cuestionamiento de la noción de autor como eje sobre el que gira la poesía (y el arte) tradicional. En noviembre de 1970 integra la exposición
Esculturas, follajes y ruidos, organizada por el CAYC, con la pieza
Señalamiento V: Un paseo visual por la Plaza Rubén Darío (1970), en la que provee a los visitantes de una tiza y una tarjeta con instrucciones que los invitan a delimitar un espacio propio y a construir una trayectoria visual singular sobre el entorno.
Las instrucciones son un elemento recurrente en las acciones de Edgardo Vigo de estos años. Estas no se dirigen exclusivamente al público, sino que el mismo artista las sigue con cuidado y precisión. La mayoría de los señalamientos se basan en ellas; algunos, incluso, incorporan a un escribano o testigos que certifican su correcto cumplimiento. También es frecuente el uso del lenguaje notarial. Para el Señalamiento IV: Inmersión (1970), Vigo introduce 130 tarjetas de cartón en el agua de las playas de Punta Lara y luego las envía por correo. Las postales llevan impresa la siguiente inscripción: “Esta tarjeta ha sido sumergida en las aguas de «puntalara-beach» en la zona llamada 'bocacerrada' el 21 de setiembre/70 de 9 a 10 horas.- conste”. En el mismo acto, el artista llena unas botellas con agua del lugar, que devuelve al río al año siguiente, en el mismo día y a la misma hora (Señalamiento VIII: Devolución de agua en Bocacerrada, Punta Lara, 21 de setiembre de 1971). En diciembre de 1971 ejecuta el Señalamiento IX: Entierro y desentierro de un taco de madera (1971-1972). Aquí sepulta un pequeño taco de cedro en presencia de dos testigos y se compromete a desenterrarlo al año siguiente, el mismo día y a la misma hora; posteriormente, refrenda las acciones ante un escribano público.
Los acontecimientos políticos marcan la vida y la obra de Edgardo Vigo. El
Señalamiento XI: Souvenir de dolor (1972) recuerda a las víctimas de la Masacre de Trelew perpetrada ese mismo año,
al siguiente realiza, junto a Eduardo Leonetti, Luis Pazos, Juan Carlos Romero y Perla Benveniste, la instalación
Proceso a la realidad (Museo de Arte Moderno, 1973), en la que, sobre un muro cubierto con pósters y graffitis, se lee la consigna “Ezeiza es Trelew”
El
Señalamiento XVIII: Tres formas de borrar la palabra “Libertad” y una forma de rescatarla (1975) reza: “Borre, queme y sepulte la palabra «libertad» y luego proceda a practicarla”; son los tiempos de la Triple A, época de censura, inestabilidad y violencia, que anuncia la próxima instauración de la dictadura militar durante la cual el artista pierde a uno de sus hijos.