Entre el 26 de agosto y el 9 de septiembre realiza su primera muestra individual de pintura en la Galería Riobóo-Nueva, en Buenos Aires. Presenta nueve óleos de gran formato realizados entre 1963 y 1964. Estas obras pueden incluirse en la neofiguración, tendencia extendida entre los jóvenes pintores de la época. Entre las obras exhibidas se encuentran Brighella, Diálogo de sordos, El deber, El sumiso, Prohibido pasar, Sylvester 2, Molloy, y dos telas bajo el título de Personaje (97 x 130 y 150 x 150 cm).
Elba Pérez señala que en las pinturas presentadas en esta exposición, la mayor parte de ellas destruidas por su autor años después, se podía ver el repertorio de la nueva figuración: “[...] distorsión radical de las formas, figuración libérrima, gestualidad de empastes, arbitrariedad alzada del color. Pero también asomaban algunas pautas que desarrollaría posteriormente: anulación de la perspectiva ilusionista, recurrencias de bocas amordazadas, escaleras que no conducen a ningún lugar”.