Inaugura en la Galería Vea de Buenos Aires su serie de armas e instrumentos de tortura realizados en cartón pintado con cola sintética y óleo. Clavos, espadas, puñales, grilletes, cepos, manguales simples y dobles, hachas, martillos, custodias y arcos vigilados por ancestrales serpientes tienen diseños complejos, erizados de aristas, que remiten a la parafernalia bélica medieval y a las formas agudas de su arquitectura y, al mismo tiempo, a una variedad de estilos decorativos que van desde las reinterpretaciones decimonónicas del clasicismo, hasta el más variado repertorio de formas extraído del eclecticismo constructivo de Buenos Aires, incluyendo al Art Déco u otras proyecciones futuristas. Por su color y textura, simulan la pesadez de lo realizado en metal. Sin embargo al manipular estas piezas se comprueba su insólita levedad. Como advierte Gómez en un extenso reportaje realizado por Miguel Briante, no es más que “cartón pintado”, lacónica expresión que remite al mundo ficcional creado por el arte y a los múltiples significados que puede generar.