vacío que esas manos se encargarán de llenar con lo artísticamente creado.
Años después el escultor relatará que la obra nació como un chiste en respuesta a un pedido que integraría una exposición colectiva. Ante la pregunta sobre qué era lo que el organizador de la muestra quería, éste hizo el gesto de delimitar cierto tamaño diciéndole “algo así”. Gómez pensó en hacer una pieza que respondiera literalmente a lo pedido. Finalmente comprendió que encerraba mayor significación que la pensada en principio, en tanto las manos son las herramientas que pueden plasmar las ideas que se gestan en la mente del creador.
Además ve en esa vacuidad una representación que encuentra en todas las manifestaciones del arte y que se propone llenar con la obra que, precisamente, tiene “entre manos”.
A fines de agosto la exhibe en la Galería Ruth Benzacar, en La escultura de los 80, exposición que forma parte de las IX